Arte y automóvil

Y Warhol cogió los pinceles

Desde la invención del automóvil, los artistas se han inspirado en la emoción de la velocidad, en el fenómeno de la movilidad y han convertido a los coches de carreras en ejemplos de escultura moderna.

Desde 1975, los BMW Art Cars han sido los principales representantes de esta historia. La idea de los BMW Art Cars no surge de un departamento de marketing en busca de llamar la atención, sino de un apasionado por las carreras y por el arte contemporáneo.

Calder y Poulain con la maqueta, en realidad un coche de juguete, sobre la que el artista americano pintó el primer Art Car

La idea de los BMW Art Cars surgió hace más de cuarenta años de la mano del francés Hervé Poulain, piloto de carreras y experto en arte. No se trataba de decorar un coche: Poulain quería demostrar la accesibilidad del arte contemporáneo como algo no solo reservado a una elite, y crear un puente entre dos mundos que en los años setenta se ignoraban totalmente, el de la industria, incluso la del lujo, y el del arte. La idea, tyras tentativas infructuosas,  se la propuso a Jochen Neerpasch, entonces director de BMW Motorsport. Poulain, acompañado de Ida Chagall (hija del pintor Marc Chagall) visitó a  Alexander Calder (1898-1976): la elección venía motivada por el hecho de que el artista americano había aportado el movimiento a las esculturas, sus famosos móviles. A Calder le entusiasmó de inmediato el proyecto, pero como el BMW aún no estaba construido cogió un pequeño coche de juguete que llevaba Poulain, le dio varias vueltas en la mano y  llevó en un Citroën DS a toda velocidad a sus visitantes (Poulain cuenta que pasó más miedo que compitiendo en las 24 Horas…), hasta su taller, donde pintó la pequeña maqueta. Calder asistiría a las 24 Horas de la edición de 1975 para ver correr su obra: con la velocidad las formas que había ideado se transformaban, creando un efecto vertiginoso.

Desde entonces, las nuevas incorporaciones a la BMW Art Car Collection se han ido realizando en intervalos irregulares a lo largo de los años, pero con obras de arte únicas de artistas como Andy Warhol, Roy Lichtenstein, David Hockney y Jeff Koons.

El tema de los Arts Cars va mucho más allá de lo que se imaginan algunos, una pintura sobre la carrocería de un automóvil. La idea de Poulain es que la carrocería se convierta ella misma en el cuerpo de la obra pictórica. En lugar de mostrarse colgada en las paredes, esta pintura conocerá la dramaturgia de la carrera, el estruendo de los motores, el tumulto de la carrera, y los olores de gasolina, aceite, y goma.

Koons eligió su número de automóvil como 79 ya que este fue el año en que su gran ídolo Andy Warhol diseñó el M1. Hay una gran variedad de ideas artísticas dentro de la serie: Hockney muestra el automóvil de adentro hacia afuera, retratando el motor debajo del capó en una forma abstracta, mientras que Lichtenstein pinta todo fuera del automóvil en la superficie del automóvil; las colinas ondulantes, el sol, incluso partes del camino por el que circula el automóvil. Todo pintado en su típico estilo Benday-dot.

El coche de  Lichtenstein tiene un sol poniente y un sol naciente en él, rindiendo homenaje a las 24 horas de Le Mans en la que participó. Y es que, si bien no todos los Arts Cars han sido coches de carreras,  no podemos olvidar la épica de la competición. Muchos de esos coches tienen su historia en las carreras. La  serie Art Car es un proyecto fascinante y para medir su valor real deberá pasar varias décadas.

Una complicada génesis

Y hablando del tiempo, precisamente la creación de Andy Warhol cumple ahora cuarenta años. El trabajo se realizó sobre un M1. En realidad la idea que nace en 1978 era que el punto de partida fuera un 320. Es un momento en que el artista en plena cumbre de su fama, hace tabla rasa de sus creaciones anteriores, de sus gimmicks. Poulain recibe una maqueta recubierta de un papel pintado  con motivos florales, incluido los cristales y el parabrisas.

Si bien sorprendidos, en BMW se acepta el proyecto pero finalmente todo se suspende a un mes de las 24 Horas de Le Mans al no estar preparado el coche (Poulain correrá con un Porsche 934). Como disculpa, se entrega a Warhol un BMW y la promesa de que se volverá a trabajr con él.

Dos ideas

Las formas del M1, el nuevo coupé, son una nueva fuente de inspiración para  Warhol que plantea dos ideas muy diferentes. La primera es un camuflaje kaki que recubre todo el coche, y que es rechazada. La otra maqueta enviada por el artista neoyorquino, que es la elegida, plantea un problema: los flujos y colores de pintura, desprovistos de contornos, resultan técnicamente imposible de trasladar al coche original, a menos que Warhol viaje a Munich y pinte directamente sobre el M1.   

Ante la imposibilidad de trasladar el trabajo de Warhol realizado sobre una maqueta, el artista terminó por hacerlo directamente sobre el coche real

Warhol convierte en un estudio la zona de trabajo en Munich. Con los pinceles y a mano alzada va plasmando su trabajo sobre el M1. El resultado es sensacional con sus charcos de colores goteantes muy en la línea del Bad Painting. En palabras de su creador “Intenté mostrar la velocidad como una imagen visual. Cuando un automóvil realmente viaja rápido, todas las líneas y colores se transforman en un desenfoque ”.

El BMW M1 terminará en una excelente sexta plaza de la general en las 24 Horas de Le Mans de 1979 a pesar de problemas con el embrague y de un cilindro

En Le Mans Poulain no ha rodado con el coche desde hace un año. Neerpasch le tranquiliza. El M1 que comparte con Manfred y Marcel Mignot, a pesar de tener que cambiar el embrague y problemas con un pistón, se mantiene en buenas posiciones, en parte gracias a la lluvia. El domingo, a la hora de la tradicional misa, Poulain debe tomar su relevo pero en el equipo se decide, por prudencia, mantener a Winkelhock en pista. Herido en su orgullo Hervé se va del box sin llamar la atención. Cuando baja la bandera el  M1 es segundo en su categoría y nada menos que sexto en la general. En le Mans el equipo le busca, en vano, para festejar el resultado pero Poulain está ya en su casa de París.

Durante el invierno de  1979-1980, Jasper Johns renuncia a pintar el M1, falto de ideas. También renuncia Niki de Saint Phalle. Otra figura del pop art, el americano  James Rosenquist recibe las maquetas. Envía su trabajo a la marca pero BMW acaba de decidir que no irá a Le Mans al no disponer de coche. Hervé Poulain no volverá a correr las 24 Horas con un BMW, si bien si lo hará, hasta 1998. Y sus coches siguen mostrando arte: un Venturi pintado por Armand; un Mclaren con la obra de Cesar o un Porsche con la de Georges Wolinski.

Con motivo del 40 aniversario del M1 de Poulain pintado por Warhol, Stephan Butler ha realizado una serie de fotos en una fábrica abandonada de Colonia con el famoso Art Car como protagonista

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