El Skoda Karoq es un SUV con una longitud total de 4,38 metros que le sitúa en el mismo segmento que los Peugeot 3008, Nissan Qashqai o Renault Kadjar. El nombre y su ortografía se derivan del idioma de los Alutiiq, una tribu nativa que habita una isla cerca de la costa sur de Alaska.
En el idioma de los nativos de la tribu Alutiiq que allí residen, ‘coche’ se dice ‘KAA’RAQ’. Asimismo, usan el término ‘RUQ’ para decir ‘flecha’, el elemento central del logo de ŠKODA, que representa a la marca. Finalmente, el nombre del nuevo SUV compacto de ŠKODA – el ŠKODA KAROQ – nació de la combinación de ambas palabras.
Su interior es muy Volkswagen. Aquí nada de la vanguardia o imaginación que preside el habitáculo de un 3008 sino que el objetivo es que resulta racional, práctico. Nada innecesario, un muy buen acabado, se nota la calidad de ajustes y materiales, una ergonomía acertada, y aunque a algunos usuarios les pueda parecer frió , la verdad es que depende de la versión. Hemos puesto una imagen del salpicadero de la versión probada y otra del Sportline para poder comparar.
La instrumentación puede ser la clásica de agujas físicas que llevaba nuestra unidad de pruebas (se ve muy bien) o una de tipo digital con muchas posibilidades. Hablando de pantallas, merece destacar la pantalla táctil en el centro del salpicadero para las funciones de infoentretenimiento, un modelo en cuanto a reactividad.
El espacio es otro aspecto a destacar: uno se siente en un vehículo amplio y quien busque unas buenas plazas traseras el Karoq no le defraudará pues está entre lo mejor de su categoría.
Además el Karoq ofrece una modularidad que se sale de lo habitual en su segmento. Su sistema, denominado VarioFlex (es una opción) nos permite adaptar esta parte trasera a cada situación. Así detrás tenemos tres asientos, los laterales desplazables longitudinalmente 15 centímetros (con lo que variamos también el volumen del maletero de 479 a 588 litros). Podemos quitar el asiento del centro y desplazar los laterales hacia el centro hasta 8 centímetros. El respaldo de cada uno de estos tres asientos se puede tumbar sobre su banqueta y, banqueta y respaldo, se pueden abatir contra el respaldo de los asientos delanteros. E igualmente se pueden sacar del habitáculo por completo, lo que permite aumentar al máximo la capacidad de carga del SUV, hasta los 1.810 litros: la operación de montar y desmontar es fácil pero los asientos son pesados.
Los asientos resultan cómodos, tanto delante como detrás. Delante nuestra unidad de pruebas llevaba unos deportivos que sujetan bien el cuerpo.
Sin VarioFlex disponemos de una banqueta trasera clásica, fija y con los asientos que se abaten en proporción 1/3 y 2/3, y 521 litros de volumen de maletero. En este maletero, de formas regulares, hay unas piezas móviles con adhesivo que nos permiten sujetar los objetos (resultan muy prácticas).
El maletero tiene un amplio portón de carga y se puede abrir con un gesto del pie si vamos con las manos ocupadas
Hay cinco variantes de motor disponibles – dos de gasolina y tres de diésel. La cilindrada es de 1.0, 1.5, 1.6 y 2.0 litros; su potencia oscila entre 116CV y 190CV. Todos los propulsores son turboalimentados de inyección directa, y disponen de tecnología start-stop y recuperación de la energía de frenada, y cumplen con la normativa EU 6. A excepción del motor diésel más potente, todos pueden combinarse con una caja de cambios manual de 6 velocidades o una DSG de 7. La tracción es delantera (4×2), excepto en el 2.0 TDI 150 CV, que siempre tiene tracción total (4×4) y en el 2.0 TDI de 190CV, que viene equipado de serie con cambio DSG de 7 velocidades. El nuevo 1.5 TSI dispone de la función de desactivación del cilindro. A partir del acabado Ambition, está disponible como opción un selector de perfiles de conducción con los modos Normal, Sport, Eco, Individual y Snow (versiones 4×4).
Nuestra unidad de pruebas era el 1.0 TSI gasolina. Este pequeño motor de tres cilindros y 116 CV puede sorprender, a priori, en un SUV del tamaño del Karoq pero aún nos sorprenderá más su buena respuesta. Sus 200 Nm de par son más que suficientes para quienes no rueden habitualmente muy cargados (en caso contrario lo recomendable sería ir a la versión de 150 CV), pues el peso del Karoq es muy contenido (hablamos de 1.386 kilos). Es un motor que acelera muy bien y suave en el uso: todo un acierto. En nuestra unidad de pruebas estaba asociado al cambio DSG7 automático de doble embrague, con una gestión que tiende a cambiar enseguida a una relación superior para no perjudicar el consumo (en nuestra prueba la media ha estado en los 7,8 litros y la cifra homologada es de 5,3 litros). En ciudad la gestión del cambio no resulta muy progresiva cuando salimos de parado. Hay también disponible con cambio manual.
En carretera el Karoq nos agrada por su nivel de comodidad con unas suspensiones que filtran bien las irregularidades del suelo, una buena insonorización y una agradable dirección. Además ofrece un comportamiento que trasmite seguridad a un ritmo tranquilo o medio, sin pretensiones deportivas que para eso hay otras versiones. Y hay una completa gama de sistemas de asistencia al conductor: Asistente de Estacionamiento, Lane Assist y Traffic Jam Assist, el Detector de Ángulos Muertos, el Front Assist con protección predictiva de peatones y el Asistente de Emergencia aumentan la seguridad a bordo.
Un dato a tener en cuenta es que el precio (desde 24.210 euros) puede parecer elevado pero el Karoq trae de serie lo que otros modelos, más económicos en precio de partida, conllevan gastar como opciones.
En conjunto, resulta un SUV planteado con un sentido práctico, y muy utilizable tanto en ciudad, donde no resulta grande, como para viajar, donde no resulta pequeño.