Es un Espace, pero ya no es un monovolumen. Ahora, el famoso modelo del rombo cambia radicalmente y entra en el mundo de los SUV para conquistar nuevos clientes…, asumiendo el riesgo de decepcionar a los antiguos. Pero si tenemos en cuenta los comentarios escuchados durante nuestra prueba (realizada gracias a la colaboración del concesionario Renault VASA ARROYO, de Valladolid), el paso de monovolumen al SUV de seis plazas no es un drama. Todo lo contrario, las opiniones fueron bastante positivas.
Desde el punto de vista monovolumen…
Pero, los nostálgicos del último Espace monovolumen tienen argumentos para la crítica. En efecto, si este nuevo Espace presenta unas dimensiones más generosas que el Austral (crece 21 centímetros en longitud hasta llegar a los 4,72 m de largo, y una mayor distancia entre ejes (más 7 cm) y del voladizo trasero (14 cm), estamos lejos de los 4,86 m. del monovolumen al que sustituye. Y ya sea en cuanto al asiento trasero, donde encontramos una banqueta (2/3-1/3) deslizante 26 cm, o, según la modularidad, en volumen de maletero (de 581 a 777 litros en 5 plazas o de 477 a 677 litros en 7 plazas en la versión probada), vemos que el nuevo Espace es menos… espacioso que el anterior.
El último punto débil es que los asientos ocultos en el suelo del maletero sólo son utilizables por niños o adolescentes pequeños, algo que ocurre en la mayoría de los SUV de siete plazas. Además, el acceso a esta tercera fila requiere flexibilidad. En resumen, este nuevo Espace decepcionará a los fieles al clásico concepto de monovolumen que en estos aspectos no tenía rival.
…y desde el punto de vista SUV
Bueno, pero hay que ser realista: los SUV están de moda, y para un fabricante es mejor aprovechar esta oportunidad al máximo. Y, cierto es que el Espace ha perdido centímetros, pero en cambio se ha puesto a dieta… La superficie acristalada notablemente reducida (sobre todo en el frontal) y la nueva base técnica le han permitido adelgazar más de 200 kg), y el único motor híbrido está homologado a 104 g/km: en el presente caso, un SUV es, por tanto, más virtuoso y racional que un monovolumen. Y hay más argumentos a su favor.
Buena presentación
Uno de ellos es la buena imagen interior. Bien presentado y equipado con materiales y ajustes excelentes, el salpicadero es el mismo que el del Austral con dos pantallas que garantizan facilidad de uso a través de una interfaz diseñada con Google. Control por voz eficaz, combinación inteligente entre teclas táctiles y botones físicos, todo es fácil de entender. A este nivel, como el Austral, es toda una referencia de la que podrían aprender otras marcas.
Y, en términos de habitabilidad, aunque ya no hay tanta como en el anterior Espace, permite viajar con mucho espacio y comodidad a cinco personas.
El enorme techo panorámico de cristal opcional compensa la disminución de superficie acristalada y nos hace disfrutar de un habitáculo muy luminoso. Sin travesaño, deja pasar más de un metro cuadrado de luz (1,33 metros de largo y 0,84 metros de ancho). El diseño del cristal y sus materiales se ha cuidado mucho, contando con un revestimiento de baja emisividad en su superficie interior. Esta composición filtra los rayos UV y la mayor parte de los rayos infrarrojos entrantes, reflejando el calor. El confort térmico y ocular de todos los pasajeros se preserva en todas las condiciones, sin necesidad de una cortina que lo cubra.
Elevado agrado de conducción y ajustado consumo
Ya al volante, encontramos un muy agradable motor híbrido. Funcionamiento suave, silencio gracias a la conducción eléctrica omnipresente en ciudad, el híbrido E-Tech, único motor disponible, se adapta a este gigante como un guante.
El sistema esconde la unión de un 1.2 turbo con un motor eléctrico (50 kW) acoplado a un alternador-arranque (25 kW), todo lo cual permite beneficiarse de 200 CV. Y si la caja de cambios original de dos marchas eléctricas y cuatro mecánicas va un poco lenta al reducir, ha habido mejoras desde la primera prueba de esta tecnología con el Austral.
Otro detalle a destacar es que este Espace de 4,72 m de largo no es tan pesado como podría pensarse a la vista (ya hemos mencionado que ha adelgazado respecto al anterior). Hablamos de 1.760 kg, un peso que no es problema para los 200 CV. De 0 a 100 km/h se alcanza en 8,8 segundos y el kilómetro recorrido en 31,2 segundos desde parado. Mejor aún, las aceleraciones son eficientes con menos de 6 segundos para pasar de 80 a 120 km/h. En términos de prestaciones, nada que envidiar a nadie.
Y al igual que el Austral, puede disponer de dirección trasera (4Control, de serie a partir del segundo nivel del Esprit Alpine), lo que se agradece en las maniobras en ciudad o en curvas cerradas. El coche resulta sorprendentemente ágil teniendo en cuenta su tamaño. Esto también se aplica en carretera, donde el sistema de cuatro ruedas directrices se traduce en unas trayectorias más seguras en grandes curvas a lo que se suma el trabajo de suspensión que, aunque un poco firme, proporciona un buen confort manteniendo el movimiento correctamente.
Pero es sin duda la sobriedad en el consumo lo que impresiona. Es sorprendente que un automóvil de este tamaño gaste solo 4,5 l/100 km en ciudad (se puede rodar hasta un 80% en solo eléctrico) y 6,2 l/100 km en carretera. Al final, sólo en autopista sube algo más, sin llegar a ser excesivo: 7,1 l/100 km.
Un balance muy positivo
Ya ven como el buen trabajo de los ingenieros de Renault en cuanto a control de peso nos aporta todas estas ventajas: buenas prestaciones, menos inercias en curva y a la hora de frenar, y menor gasto de combustible.
Y para diferenciarse mejor de otros SUV familiares grandes, el Espace apuesta por dos ventajas definitivas. La primera es el gran placer de conducción. Se puede calificar de excelente el trabajo realizado ea nivel de chasis. Y, en segundo lugar, un competitivo precio: desde 43.500 euros.
E incluso abandonando su apariencia y espíritu de monovolumen, el Espace 2023 es un atractivo viajero:; acogedor, amplio y confortable. Por tanto, conserva parte del ADN de sus predecesores, si bien en otros aspectos hay una clara ruptura.