El 19 de noviembre de 1907 nacía en Viena Hans Liska en el seno de una familia acomodada, lo que le permitiría recibir una educación en que las artes, incluida la música, y las lenguas extranjeras (el poeta expatriado James Joyce le daría clases particulares de inglés) tenían un papel relevante. Más por el deseo de sus padres que por convicción personal, realiza estudios en una escuela de negocios y se pone a trabajar como contable. Sin embargo su verdadera vocación es la pintura y se matricula en la Escuela de Arte de Viena, donde será alumno del reconocido ilustrador y diseñador Berthold Löffer.
Su talento excepcional pronto llama la atención y recibe la propuesta de ponerse al frente del departamento de creatividad de una importante agencia de publicidad suiza. Este trabajo le sirve para ahorrar dinero y continuar sus estudios en la Escuela de Arte de Munich bajo la dirección de Emil Pretoius (uno de los escenógrafos más importantes de la primera mitad del siglo XX) y Walter Deutsch.
Y es aquí donde logra su gran oportunidad y arranca su ilustre carrera: el mundialmente famoso Berliner Illustrirte Zeitung (editada por Ullstein Verlag) publica uno de los dibujos de Liska en la edición de Año Nuevo de 1932/1933.
El sueño de infancia de Liska de convertirse en ilustrador de prensa finalmente se hace realidad, y el contrato con la editorial Ullstein Verlag le permite igualmente disponer de fondos para continuar sus estudios en la Escuela de Artes Aplicadas de Berlín.
Alemania vive momentos difíciles. En 1933, Kurt Korff, redactor jefe del Berliner Illustrirte Zeitung, es víctima de las primeras persecuciones a judíos del régimen nazi, y se expatria a los Estados Unidos donde, junto al editor Henry Luce, fundará la famosa revista Life.
Por el contrario Theo Matejko, el artista estrella de la revista gráfica alemana decide apuntarse al NSDAP, el Partido Nacional Socialista de los Trabajadores Alemanes. Precisamente Matejko será quien introduzca a Liska en el mundo del automóvil en general y de Mercedes-Benz en particular, marca con la cual empezará a colaborar de forma regular produciendo diferentes materiales publicitarios y numerosos catálogos.
Siempre bajo contrato con Ullstein Verlag, Liska viaja como enviado de la Berliner Illustraer Zeitung, cubriendo los grandes acontecimientos de la época como los Juegos Olímpicos de Berlín o los funerales del Rey Jorge V en Inglaterra y, al tiempo, los grandes premios automovilísticos en una época donde las grandes marcas alemanas, Mercedes y Auto Union, son utilizadas por el régimen para ensalzar el potencial de su proyecto nacionalsocialista.
Su estilo es perfectamente identificable, dictado por la urgencia de plasmar el instante, y sostenido por técnicas simples: minas de grafito, carboncillo, pastel o gouache, medios de los que no se separará nunca, cualesquiera que sean las circunstancias.
Cuando en 1939 estalla la Segunda Guerra Mundial, Hans Liska es reclutado por el ministerio de propaganda del III Reich y enviado para seguir a las tropas de la Wehrmacht en todos los frentes. Sus dibujos se publican en Signal, el todopoderoso magazine oficial de propaganda de la Wermatch (se editaban 2.5 millones de unidades de cada número, de periodicidad quincenal, en 25 idiomas, y estaba basada en el diseño gráfico de Life). Bastantes dibujos de Liska no pasarán la censura, y se perderán para la posteridad. Por el contrario en 1943 y 1944, el impresor y editor Carl Werner, publica dos libros recopilatorios de sus dibujos, de una treintena de páginas cada uno. Se trata de un encargo de la famosa casa aeronáutica Junkers Flugzeug und Motorenwerke, “para entretenimiento de los soldados del frente y de los trabajadores de las fábricas de armamentos”. Estos trabajos, reflejo de dramáticos episodios, le convertirán en uno de los ilustradores bélicos mejor considerados por los especialistas.
El 8 de mayo de 1945 Alemania capitula y Liska, como tantos otros ciudadanos, se encuentra sin trabajo. A nivel personal no se inicia ningún procedimiento contra él, pero sus trabajos, fruto del proceso de desnazificación de los aliados, son recogidos y destruidos. Liska se retira al sur de Alemania, donde encuentra su segundo hogar, junto con su esposa Elisabeth, en Scheblitz. Allí, fundó la revista Quick, junto con el prestigioso fotógrafo Hilmar Pabel.
El proceso de reconstrucción de Alemania se inicia y con él se abren nuevas posibilidades de trabajo para un ilustrador del talento de Liska. Así trabaja para Ford Alemania, para la legendaria agua de colonia 4711, para los juguetes Märklin, el catálogo de pret a porter Quelle, para el grupo farmacéutico Hoetchst, o para la cervecera Lederer Bräu, entre otros muchos clientes.
Si Hans Liska no tiene problemas con las fuerzas de ocupación, si en cambio Theo Matejko, su mentor en el Berliner Illustrirte Zeitung, (sus carteles de propaganda eran ampliamente conocidos en zonas ocupadas). En 1946 un accidente cardiovascular termina con la vida de Matejko, dejando libre el puesto de ilustrador jefe en el seno del departamento de marketing de Mercedes, y a principios de los años 50 , Hans Liska se hace cargo definitivamente de su relevo. Es allí donde se reencuentra con su compañero y amigo Walter Gotschke, es ilustrador reportero de la famosa publicación Signal.
En esta época el dibujo se mantiene como el procedimiento más ágil para carteles de publicidad, y Mercedes que participa en competiciones para atraer clientes y potenciar su imagen, quiere difundir lo más rápidamente posible las informaciones sobre sus triunfos. Para ello, el boceto ya está preparado antes de la carrera y solo queda añadir el nombre de los ganadores para pasar a la impresión.
De 1951 a 1953, siguiendo el modelo Junker, Mercedes publicará tres colecciones de dibujos en las que no solo aparecen modelos de la marca sino también paisajes y escenas de la calle que desvelan el particular contexto histórico. A la primera obra, con las correspondientes treinta páginas y sin título, con una encuadernación en tela beige, seguirán otras dos, “El automóvil y la moda”, y “La estrella en el corazón”, que vienen a sumarse al material promocional de los concesionarios.
Todo este entusiasmo se ve frenado cuando en las 24 Horas de Le Mans el Mercedes del francés Levegh, por una maniobra del británico Hawthorn y su Jaguar, termina por estrellarse contra la tribuna llena de espectadores, con un dramático resultado de 82 víctimas. La marca alemana se retira de las competiciones a lo que se suma el auge de la fotografía en detrimento de las ilustraciones. La combinación de estos dos fenómenos va a reducir el ritmo de colaboraciones entre Mercedes y Liska. Afortunadamente las buenas relaciones entre los responsables de la marca alemana y el artista se conservarán aún un tiempo y darán como fruto la edición de dos nuevas colecciones: “Crónica de automóviles y motores”, y “Experiencia de conducción”.
A partir de 1960, Hans Liska se orienta a la creación de libros de dibujos de ciudades y paisajes en los que se recogen aspectos de Salzburgo, Bamberg, o Colonia. Alrededor de 1970, la empresa de porcelana Kaiser en Bad Staffelstein lanzó una serie de jarrones, cuencos y principalmente platos con más de 200 motivos Liska de las ciudades de Königsberg, Gdansk, Breslau, Berlín, Munich, Aachen, Bamberg, entre otras. Además, su obra incluye sus relatos de viaje ilustrados, entre otros a España, en los que recoge el ambiente del flamenco o de las corridas de toros.
Hans Liska poseía una curiosidad ilimitada, tratando constantemente de capturar la esencia de la realidad, las personas y las cosas. Con su talento incomparable para la individualidad y el escepticismo crítico, un carácter testarudo y un amor por la ironía que plasmaba muchas veces en sus dibujos, era un artista excepcional que siempre se mantuvo fiel a sí mismo.
Su fallecimiento se produce, de forma inesperada, el 26 de diciembre de 1983.