Phantom… la palabra conlleva, en el lenguaje de los fanáticos de la firma del Espíritu del Éxtasis, entrar en el más cerrado círculo dentro del ya selecto club de los usuarios de la firma de Crewe, en la saga de los Rolls que han paseado en su interior las cabezas coronadas de medio mundo, de jefes de Estado y de los hombres más poderosos, desde la India a Europa, pasando por América o Rusia. Precisamente el 3 de junio de 1965 un Phantom V salía de la fábrica de Crewe para ser entregado a su nuevo propietario. Más de 5,8 metros de largo, tres toneladas, y su carrocería Mulliner Park Ward pintada en un serio y riguroso color negro. Era matriculado con las placas FJB111C y en la documentación figuraba el nombre de su nuevo y feliz propietario, John Winston Lennon…
El 21 de diciembre, Lennon solicita un teléfono para su coche a la compañía Sterno Radio Telephone, y le asignan el número Weybridge 46676. No será sino la primera de una serie de personalizaciones. Pocos meses después hace modificar el asiento posterior para convertirlo en una cama de matrimonio, instala un sistema de sonido que se podía escuchar tanto desde el interior como desde el exterior, una nevera portátil y un televisor Sony.
Por las carreteras españolas
El Phantom V era utilizado de forma habitual. En enero de 1966 pasa una revisión con 6.673 millas, y en marzo de ese mismo año, con 11.181; en febrero de 1967 el odómetro ya marcaba 29.283 millas. Entre estas millas se encontraban las que había recorrido por las carreteras españolas durante el rodaje, en 1966 en tierras almerienses, de la película ‘How I Wan the War’ (‘Cómo gané la guerra’), dirigida por Richard Lester, con Lennon como protagonista. En su interior iba John esbozando su célebre ‘Strawberry Fields Forever’, que compondría en las seis semanas de rodaje.
Por cierto, que el Rolls sufrió una avería y durante varios días Lennon utilizaría un humilde taxi para sus traslados desde el hotel al set de rodaje. Es en esa época cuando el Phantom V sufre su primer cambio de aspecto: la brillante pintura negra deja paso a un negro mate que cubre radiador y cromados. Pero a John no le acaba de gustar el nuevo aspecto de su coche y busca otras alternativas. La inspiración le llega de la mano de Marijke Koger, una artista holandesa que vivía en una comunidad ‘hippie’ en Ibiza y que, junto a Simon Posthuma, conformaría el famoso colectivo de diseño The Fool, un grupo mezcla de banda musical y estudio de ideas. Se habían hecho famosos por los diseños fantásticos de sus ropas, dados a conocer en Londres por el fotógrafo Karl Ferris. Su relación con los Beatles en plena era psicodélica fue intensa. Las ropas utilizadas en Magical Mystery Tour son algunos de sus trabajos más memorables, así como las utilizadas en la transmisión vía satélite de ‘All You Need Is Love’, sin olvidar que fueron ellos quienes también diseñaron el escenario en aquella ocasión. George Harrison les encargó entre otras cosas la decoración de su Mini y de su vivienda ‘Kinfauns’, en Surrey, así como el diseño de muchas de sus queridas guitarras.
Caravana de gitanos
En 1968, John Lennon, encarga a Marijke Koger pintar un piano y una guitarra acústica Gibson.
Durante su estancia en casa de John y su primera esposa, Cynthia, para realizar estos trabajos, hablan sobre el Rolls y las posibilidades de transformar su aspecto. Marijke le sugiere que pinte el Phantom V como una antigua caravana de gitanos que tenía en el jardín. A Lennon la idea le parece excelente y se la traslada a un artista local llamado Steve Weaver, quien da forma al proyecto y realiza el diseño definitivo, trabajo por el que recibirá 290 libras. El 19 de junio de 1967 Weaver envía una fotografía de su trabajo para registrar el diseño en la oficina de patentes. Con los dibujos de Weaver, Lennon visita en abril de 1967 la JP Fallon Limited, una compañía especializada en carrocerías situada en Chertsey (Surrey). Esta recibe el encargo de plasmar el trabajo de Weaver sobre el negro Rolls, por el que cobra la suma de 2.000 libras.
Los Beatles utilizaron este Rolls en sus desplazamientos durante el periodo dorado de 1966 a 1969. Cuando los cuatro de Liverpool viajan a Estados Unidos para presentar la película ‘El submarino amarillo’, fue imposible transportar el enorme Phantom V en un avión, ante el disgusto de Lennon. Como no había tiempo, el manager de su compañía discográfica les prestó su Bentley S2 de 1959.
Pocos días después descubriría horrorizado cómo su precioso automóvil había sido pintado en el más puro estilo psicodélico por el propio Lennon. En 1970 John y Yoko Ono meten el coche en un barco rumbo a los Estados Unidos. Allí es utilizado en varias giras por grandes estrellas del rock como Rolling Stones, Moody Blues o Bob Dylan.
Del almacén a un museo
En cambio, Lennon apenas lo usa, por lo que decide venderlo si bien la operación no se concreta y es guardado en un almacén de Nueva York. A raíz de unos problemas del matrimonio (la United States Internal Revenue les reclama el ingreso de una serie de impuestos), donan el automóvil al Museo Cooper-Hewitt en Nueva York (que forma parte del Smithsonian Institute) a cambio de un crédito fiscal de 225.000 dólares. El museo no puede costear una póliza de exhibición a tiempo completo del Rolls y, tras mostrarlo al público entre el 3 de octubre de 1978 y el 7 de julio de 1979, lo guarda en un almacén del que apenas sale. Esta situación absurda y la necesidad de fondos hacen que los propietarios del museo encarguen a Sothebys la subasta del Phantom V. Se fija, entre una enorme expectación, la fecha de la misma, el 29 de junio de 1985, con 200.000 dólares como precio de partida. La subasta se convierte en un espectáculo al más puro estilo ‘beatlemania’. Finalmente, un hombre de negocios británico de Columbia, Jim Pattison, eleva la puja hasta la fantástica suma de 2,3 millones de dólares, el precio más alto pagado nunca por un coleccionista de objetos de rock. Su nuevo propietario lo rematriculará en Carolina del Sur con unas placas en las que aparece una sola palabra, LENNON. Tras ser expuesto en la Expo 86 en Vancouver, en 1987 es donado al Museo del Transporte de la Columbia Británica (cerca de Vancouver) y en 1993 es trasladado a la Royal British Columbia Museum en Victoria (Columbia Británica).
Preocupación por la pintura
Con el fin de proteger de la mejor manera posible el Rolls-Royce Phantom V de Lennon, el museo solicitó al Instituto Canadiense de Conservación (ICC) hacer un análisis de su pintura. Las muestras fueron montadas como secciones transversales para determinar la estructura de las capas de pintura. También se analizaron pequeñas virutas de esta pintura mediante espectroscopía infrarroja, microanálisis de rayos X y microscopía de luz polarizada. El análisis reveló que se habían utilizado tanto nitrato de celulosa como un aceite-resina alquídica modificada, y que la superficie de la pintura había sido recubierta con un barniz. Se identificó una variada serie de pigmentos, incluyendo el amarillo de cromo, titanio, blanco, azul ultramar y rojo de toluidina. El análisis mostró que no había nada en la pintura que pudiera verse perjudicado por el agua o por la aplicación de una capa de cera protectora para minimizar el daño a la superficie del barniz y pintura. En cualquier caso, se recomendó también no exponer el coche a la luz solar directa durante períodos prolongados, ya que podría causar el deterioro tanto del nitrato de celulosa como en la resina alquídica. Sin embargo, en los últimos años el coche ha tenido algunas grietas en la pintura de la capa superior original que ha obligado a pequeños trabajos de restauración.
Sin duda una agitada historia la de este Phantom V con el número de chasis 5VD73, del que los responsables de la marca y, a la vista de cómo se había pintado, dieron la única respuesta posible: «En Rolls Royce no opinamos sobre los gustos de nuestros clientes». Aunque se dice que, si bien en la intimidad, alguno de sus responsables exclamó: «Un Rolls no es un burdel oriental».