El nuevo Serie 4 Cabrio ha dicho adiós al techo al techo rígido de chapa escamoteable de la anterior generación para retornar a una clásica capota blanda de tela. Bueno, es una afirmación a medias pues esta capota esconde algunos secretos, de los que hablaremos un poco más adelante.
Estéticamente, esta segunda generación de la Serie 4 es 14 centímetros más larga (4,77 metros) un crecimiento que tiene por efecto lograr una silueta más equilibrada que antes. Esta ganancia en estética se ve potenciada por las bellas llantas de 19 pulgadas del paquete M.
A bordo no hay sorpresas, es el interior del coupé. Pero nada que reprochar pues nos reencontramos con un nivel de ajustes, materiales ergonomía y tecnología de un nivel altísimo, y sin un exceso de ostentación, todo tratado y mostrado con una elegante sutileza.
En cuanto a espacio, es un cuatro verdaderas plazas, a condición de que en las traseras no nos empeñemos en subir a un jugador de la NBA, claro está.
El maletero no es el punto fuerte de los descapotables. Y este Serie 4 no es la excepción, aunque el volumen sea correcto: 300 a 385 litros según la posición de la capota.
Una capota muy especial
Decíamos que esta capota de lona es un poco especial. Hay que reconocer que los coupés-cabrio de techos rígidos escamoteables tienen muchas ventajas, sobre todo en cuanto a aislamiento…, y también frente al vandalismo. Pero también son techos más pesados y que ocupan, plegados, más espacio.
Pues bien, BMW ha buscado conciliar lo mejor de dos mundos, con una capota conformada por paneles rígidos recubiertos de tejido o tela. Se puede elegir entre capota negra y, opcionalmente, con efecto plata antracita. Con la capota puesta, desde los primeros kilómetros, nos damos cuenta de la excelente insonorización. En efecto, la marca alemana señala que el aislamiento tanto a nivel de sonido como térmico de esta capota es equivalente al de un techo de chapa, al tiempo que se ahorra un 40% de peso respecto al techo rígido del modelo precedente con lo cual tenemos otra ventaja: bajamos el centro de gravedad.
La maniobra para descapotar requiere 18 segundos, tiempo correcto para un descapotable de cuatro plazas, y además se puede realizar en movimiento (hasta 50 km/h). Cuenta con asientos calefactados, así como calefacción en la nuca, lo que nos permite disfrutar de ir sin nada sobre nuestras cabezas en cualquier época del año.
En nuestro caso no hemos podido disponer de una red anti turbulencias que se coloca en la parte trasera (a costa de sacrificar estas plazas), pero aún sin ella el parabrisas protege bien a los ocupantes: no estamos en un roadster sino en un descapotable que busca ofrecer comodidad.
El comportamiento
Hay disponibles motores de gasolina de 184 CV (420i); 258 CV (430i); 374 CV (M440i xDrive) y 510 CV (M4 Competition xDrive). Y en diésel de 190 CV (420d), y 340 CV (M440d xDrive).
La versión probada era el diésel de 190 CV acoplado a un cambio automático ZF de 8 relaciones. Aunque un seis cilindros en línea de gasolina habría sido más apreciado en un deportivo descapotable, la verdad es que este cuatro cilindros diésel está a la altura. Silencioso y con mucho par (400 Nm) su polivalencia y sus prestaciones impresionan. Pasa de 0 a 100 km/h en 7,6 segundos, que no está nada mal para un coche de 1,8 toneladas, y con una velocidad máxima de 238 km/h. Y no cuesta mucho obtener medias de consumo en torno a 6 litros a los 100 kilómetros. Utilizando el modo “Eco Pro” y adoptando una conducción más suave, podemos incluso descender de los 5,5 litros a los 100 kilómetros. Por cierto, es importante señalar que, descapotados, nadie piense que va a escuchar el ruido poco noble de un motor diésel: no se escucha nada.
Otra maravilla es el cambio automático, rápido a la hora de hacer el paso de una relación a otra tanto en el modo Confort como en el Sport, y tanto si nos movemos por una autopista como por una carretera de montaña con una curva tras otra.
BMW, con esta versión, ha dado claramente prioridad a una forma cómoda de viajar frente al dinamismo. Modo Confort activado, nuestro Serie 4 muestra una suavidad magistral, a pesar de sus llantas de 19 pulgadas, normalmente desastrosas para la comodidad. Pero esto se paga en carreteras con muchas curvas pues el balanceo de la carrocería se hace evidente y puede resultar incómodo. Pero basta optar por el modo de conducción Sport y nos reencontramos con un comportamiento digno de ese nombre. El coche, entonces, toma las curvas plano, sin balanceo e incluso se puede colocar el tren posterior en curva jugando con las transferencias de carga. Pero entonces perdemos algo de confort en malos suelos. No hay problema pues para eso tenemos el modo Individual, que permite modificar dentro del modo Sport varios reglajes. Si queremos ir más lejos, podemos optar por la suspensión adaptativa M con amortiguadores controlados electrónicamente.
Pero, seamos sinceros, en un descapotable como el Serie 4 de BMW, estar pensando en clave sport, en prestaciones, y optar por versiones muy potentes (que encajan perfectamente en el Serie 4 Coupé), puede resultar menos lógico que elegir motorizaciones tranquilas, con mucho par, que permiten disfrutar de su verdadero espíritu, el de un automóvil lleno de encanto y que invita a perderse, por supuesto con la capota plegada, en una de esas carreteras que no lleva a ninguna parte. Hay placeres al volante que no se miden en cifras.