La policía de Milán tiene un Ferrari 458 Spider que proviene de una incautación, y la de Dubai cuenta con un Ferrari FF entre su flota de superdeportivos. Pero oficialmente la firma de Maranello solo fabricó dos automóviles para la policía: fue en el año 1962 y se trataba de dos 250 GTE. Uno fue destruido en un accidente a las pocas semanas de estrenarse, pero el otro prestó servicio hasta el año 1978 y ahora la empresa Girardo & Co. lo ha puesto a la venta, tras un intento fallido de subasta en el salón Rétromobile 2020.
Este automóvil está rodeado de toda una leyenda. Durante una ceremonia celebrada en honor a la policía por el presidente italiano Giovanni Gronchi en 1962, este último le preguntó a un famoso oficial romano llamado Armando Spatafora qué faltaba la policía. En ese momento las persecuciones eran frecuentes en Italia. Los delincuentes italianos y la policía corrían en rápidos coches. La policía había pasado de Alfa Romeo 1900 al más rápido Giulia 1600 para sus vehículos de intervención de la Squadra Mobile apodados «Panteras», pero los delincuentes siempre encontraban un coche más rápido. Así Spatafora habría respondido: «¿Qué podría ser mejor que un Ferrari»? La solicitud fue enviada a Enzo Ferrari que ordenó la producción de dos 250 GTE para la policía de Roma.
El 250 GTE, un precioso coupé 2+2 carrozado por Pininfarina y movido por el legendario V12 3 litros de 240 CV, un motor con ADN de carreras diseñado por el ingeniero Colombo. Las dos unidades del 250 GT estaban pintadas en negro y provistas de la correspondiente luz giratoria en el techo, sirena, radio y otros accesorios e inscripciones específicos para su uso como vehículo policial.
Dos coches, cuatro policías
Se seleccionaron cuatro policías para conducir los dos 250 GTE. El propio Spatafora, fue designado para conducir el automóvil con el chasis número 3999, que es precisamente está a la venta hoy. Se dice que durante las primeras pruebas en el circuito, el policía mostró una tan buenas formas al volante que Enzo Ferrari le habría ofrecido un puesto como piloto de carreras. Y parece ser que Spatafora se negó, invocando su vocación y respondiendo al Commendatore que solo conducía coches de policía.
Enzo pudo haber tenido razón porque en los años que siguieron, Spatafora y su Ferrari se hicieron famosos en Roma por persecuciones, a veces espectaculares, y con excelente resultado.
El 250 GTE permaneció en servicio hasta 1968 y fue subastado en 1972, junto a otros vehículos del estado italiano: en la documentación que lo acompaña se puede ver que el coche ha sido mantenido de forma rigurosa en Maranello durante todo ese tiempo.
Un amante de los clásicos
En la subasta fue adquirido por Alberto Capelli, que como buen conocedor del valor de un clásico, mantuvo el GTE 250 durante cuarenta años conservándolo en su estado original, sin restaurarlo. Cappelli y sus hijos asistieron a bastantes encuentros de clásicos con este singular Ferrari Incluso en 1984, Spatafora volvería a sentarse a su volante para participar en la prueba de clásicos Coppa delle Dolomiti , logrando el segundo puesto.
En el año 1997, en el cincuenta aniversario de Ferrari, el 250 GTE fue uno de los invitados especiales, y en el 2000 fue exhibido en la inauguración del Museo de Vehículos Policiales de Roma. Por cierto que el entonces máximo responsable de la policía italiana (resultaba difícil resistir la tentación) lo condujo hasta Rímini y por el camino utilizó la radio original del vehículo para comunicarse con varias comisarías. Desde entonces es el único automóvil privado italiano al que le está permitido, por un permiso especial, circular por carreteras públicas con sirena, la luz giratoria encendida y matrícula oficial.
En el año 2009 Carmen, la hija de Armando Spatafora, presentó su libro “Il poliziotto con la Ferrari” en la que contaba la historia de su famoso padre. Y el no menos famoso 250 GTE estuvo presente como testigo del acto. En 2014 el 250 GT chasis 3999 recibió el certificado de autenticidad de Ferrari Classiche, que confirma su originalidad.
Cappelli vendió el automóvil en 2015. Su actual propietario lo ha exhibido en varios concursos de elegancia desde entonces, como Pebble Beach. Ahora el coche está, tras la fallida subasta en Retromobile 2020, a la venta por parte de la empresa especializada Girardo & Co.