Han sido más de treinta millones de Passat vendidos a lo largo de ocho generaciones lo que convierten a este modelo en una de las piezas claves del Grupo Volkswagen. Y si bien el segmento D vive un descenso de ventas en los últimos años, Wolfsburg continúa invirtiendo en el Passat como lo testimonia la novena generación que actualmente está en desarrollo. Pero, dicho esto, hablemos no de futuro sino del hoy, con esta octava generación que se acaba de poner al día y que protagoniza nuestra prueba.
Vamos a hablar sobre todo de novedades electrónicas que son, paradójicamente, las más “visibles” de este facelift, tanto en comunicación como en ayudas a la conducción. En cuanto a las primeras, el Passat estrena toda la nueva interface persona-máquina (MIB3) , una hiperconectividad, que integra llamadas de emergencia y la unidad de comunicación que abrirá la puerta a esos futuros servicios digitales. Lo más inmediato son servicios de música en streaming (sin depender del teléfono del usuario) o dotar de un punto de acceso wifi a los ocupantes. Los servicios de comunicación por voz con el coche se mejoran porque el proceso se hará en la nube, facilitando el diálogo con el coche, para el manejo de navegación, teléfono o la radio. Y con el “Volkswagen We”, esta plataforma digital pretende aglutinar todas las ofertas de la marca relacionadas con la movilidad, desde hacer pagos desde el coche para aparcamientos en zonas ORA, hasta servir de buzón para la recepción de paquetes mientras el coche está aparcado.

Hemos probado la nueva generación del Passat con la carrocería Variant y nivel de equipamiento R Line. El Variant o familiar, que es la carrocería del Passat más vendida a nivel mundial (aunque no en España), nos parece muy aconsejable por su flexibilidad, modularidad y practicidad. El maletero ofrece un volumen de 650 litros frente a los 586 de la berlina, lo que sitúan como el segundo familiar con mayor maletero del mercado, sólo superado por el Superb Combi de Škoda por tan solo 10 litros.
En el habitáculo de este nuevo Pasa tenemos novedades como las tapicerías, las molduras decorativas, un puerto USB de tipo C o el hueco portaobjetos en la consola central de mayor tamaño
Delante las plazas son amplias y los asientos de nuestra versión R-line (diferentes a los de serie en otras versiones), excelentes como hemos comprobado tras hacer muchos kilómetros. Otro detalle, importante a la hora de conducir es que la visibilidad hacia delante y los laterales es muy buena, sin que molesten los montantes del parabrisas, y también hacia atrás. Ante nosotros está el Digital Cockpit, la pantalla en la que se encuentra la instrumentación y que puede configurarse según nuestros deseos. Se ha reducido su tamaño de 12,3 a 11,7 pulgadas, pero se ve mejor pues tiene mejor resolución, más brillo y más contraste.
Detrás el espacio, bueno, para las piernas, es igual que el de la berlina, y además el Variant ofrece 7 centímetros más de altura al techo, dato a tener en cuenta a la hora de utilizar estas plazas por personas de estatura elevada.
La conducción
Al volante nos reencontremos con un coche fácil de conducir, que trasmite seguridad y que al tiempo que devora los kilómetros en una atmósfera de confort absoluto pero sin que el conductor se aísle de lo que pasa fuera. La dirección es precisa, y es estable con la suspensión de serie de nuestra unidad de pruebas. Hay una suspensión opcional de dureza variable DCC que permite seleccionar ahora hasta 15 niveles. Tiene un sistema de ayuda que aumenta la estabilidad ante maniobras bruscas de esquiva interviniendo sobre los frenos de forma selectiva para que mejore la capacidad de girar rápidamente (Emergency Steering Assist). El tacto de frenada es bueno: lleva un servomotor electromecánico para el sistema de frenada (llamado eBKV), que permite una actuación más rápida y exacta sobre los frenos. Antes solo estaba disponible en el Passat GTE y ahora lo tenemos en el resto de versiones. Y es que el renovado Passat al igual que avanza en la comunicación, también lo hace en el camino hacia la conducción automatizada. Tenemos así más asistentes a la conducción englobados bajo la denominación Travel Assist. Esta combina la función del programador de velocidad activo y del sistema de mantenimiento automático de carril. Admite una conducción semi automatizada hasta 210 km/h siempre que no se suelte el volante más de 10 segundos (de no hacerlo, deduce que hay una emergencia grave y automáticamente detiene el coche). En el caso de coches con cambio automático, incluso puede parar y reiniciar la marcha automáticamente al hacerlo el resto del tráfico.

Si viajamos bastante de noche valoraremos otra de las novedades, unos faros opcionales de ledes llamados LED IQ.LIGHT. En cada uno hay 44 ledes para realizar las funciones de iluminación (corto y largo alance), de los cuales 32 se pueden encender y apagar individualmente para adaptar el haz de luz a distintas circunstancias.
El motor de nuestra protagonista era 2.0 TSI 190 CV con cambio DSG 7 automático de siete relaciones. Una mecánica suave, con excelente reacción a la pisada sobre el pedal del acelerador, que mueve al Passat con agilidad incluso cargado. El cambio es suave, y reacciona tal como se espera en un uso familiar. Si queremos una respuesta más deportivas, la tenemos en el programa sport o usando las levas tras el volante. El consumo en ciudad, que es donde más se gasta por las aceleraciones y frenadas continuas, ha estado en los 9 litros. En autovía, el marco ideal para un coche de este tamaño, se ha situado en los 7 litros e incluso lo hemos podido rebajar por debajo de esta cifra.
Balance
Volkswagen no ha tocado los fundamentos del Passat. Conserva así su carácter familiar que le permite cubrir muchos kilómetros confortablemente y en un entorno de seguridad absoluta. Algunos le criticarán falta de personalidad pero es más bien racionalismo y por ello el Passat se mantiene hoy como siempre en un valor refugio absoluto en el segmento D.