Estamos ante nuestra primera toma de contacto con el nuevo Clio, la quinta generación de un modelo clave en Renault. Se trata de un coche totalmente nuevo, realizado sobre una nueva plataforma, si bien a la vista parece casi una evolución del anterior
En efecto, la primera sensación es de estar ante un conocido: en realidad para un ojo no experto resulta complicado distinguir el Clio V del IV, ya que ambos muestran una silueta muy cercana. Renault juega a la manera alemana: proponer un modelo cien por cien nuevo sin despreciar el anterior, lo cual beneficia a los propietarios de la anterior generación que ven así menos depreciado su modelo.
Por fuera o el juego de las diferencias
Hay que decir que con el diseño de Laurens van den Acker, el Clio, en 2012, adoptó un atractivo estilo que ha seducido incluso a los más reacios a la marca. Por lo tanto, en lugar de cambiar un estilo ganador, Renault ha preferido evolucionar, como podemos ver en las tres fotos anteriores.
Las curvas todavía están allí, pero los plásticos han sido reemplazados, a menudo por elementos cromados, como el contorno del acristalamiento. La manilla de la puerta trasera cambia el estilo y el material para combinar con el aspecto general del automóvil. Las ópticas delanteras incorporan una luz diurna espectacular, al estilo del nuevo Captur y del Mégane., extendiéndose de forma amplia por el frontal.
Y por dentro, la revolución
La gran revolución está en el interior. El anterior en la puesta al día de 2016 había mejorado en aspectos criticados cuando nació. Sin embargo algunos plásticos o ajustes, sobre todo alrededor de los aireadores redondos, eran mejorables. Todo esto ya es pasado pues la calidad está a la altura de lo que se espera de la marca y de un segmento muy competido. Las zonas de contacto son de tacto blando, agradable, mientras que los plásticos duros que se mantienen (detrás de la pantalla, la tapa de la guantera) no resultan desagradables. En términos de diseño, el Clio V entra en la era de la modernidad al ofrecer un panel táctil real (7 o 9.3 pulgadas) y ya no es un elemento que parece colocado a posteriori en el salpicadero sino que es parte del conjunto. Lo mismo ocurre con los elementos de la instrumentación: pueden ser total o parcialmente numéricos (7 o 10 pulgadas) y ofrecen una legibilidad de información mucho mejor que en el antiguo, que sin embargo era futurista. Renault finalmente agrupa los controles del control de velocidad en el volante. El satélite para la radio se ha modernizado, es más pequeño y los toques del volumen no se encuentran con facilidad. Los botones de mandos esenciales situados al lado derecho del volante son muy accesibles y el poder utilizar mandos clásicos y sencillos para controlar la climatización es una buena idea. Cómo lo es también la palanca de cambios colocada en alto. Por otro lado, no se entiende haber abandonado la rueda de ajuste del respaldo en favor de palancas que, además, no se colocan en el mismo lugar en el asiento del conductor y en el del pasajero.
En cuanto a espacio, en un tamaño muy similar, no se esperaba que hubiera un espacio mucho más grande a bordo del nuevo Clio. Pero la sensación a bordo del nuevo es claramente mejor, y esto a pesar de una línea de techo más en caída y por lo tanto, más baja que el Clio IV. La modificación de la forma de los reposacabezas puede parecer anecdótica y, sin embargo, mejora la visibilidad.
El maletero de 340 litros, es uno de los más grandes del segmento. El umbral de carga resulta alto a la hora de cargar objetos pesados (por ejemplo un pack de botellas de agua) pero tiene una justificación: así la tapa del maletero está más protegida de los pequeños golpes por detrás.
La conducción
Ya sentados en el interior, encontramos muy buenos los asientos de esta versión R-Line. Adoptamos sin problemas la correcta posición de conducción. Todos los mandos están a la mano. La pantalla del sistema multimedia, de gran tamaño, en posición vertical, ligeramente curvada y orientada hacia el conductor, se ve perfectamente. El sistema operativo se llama EASY LINK, es compatible con Android Auto y Apple CarPlay y su funcionamiento es excelente.
Nos ponemos en marcha. Precisa y bastante directa la dirección ofrece una consistencia suficiente, mejor que la de la precedente generación, que era excesivamente artificial, y debido a ello hacía difícil la percepción del nivel de adherencia, algo muy importante cuando el asfalto resulta deslizante.- Además trasmite también confianza por la neutralidad de su chasis (algo clásico en la saga de los Clio) con un tren posterior siempre estable, y un delantero que, en el caso de entrar en una curva demasiado deprisa, desliza de forma progresiva avisando que es el momento de levantar el pie. Los más puntillosos quizás se quejarán de que el Clio no trasmita más cuando se pasa al programa Sport, pero el compromiso de neutralidad adoptado por los responsables técnicos de la marca tranquilizará a la generalidad de los usuarios. Esta orientación de ser bueno para la mayoría que ha adoptado la marca con esta generación, se nota también en los reglajes de suspensiones, más suaves con el fin de incrementar el confort. Así el coche es muy cómodo en carretera, incluido el tren posterior que en el anterior Clio no mimaba precisamente las vértebras de los ocupantes. Eficaz en su conjunto, absorbe con eficacia las deformaciones del asfalto y al tiempo es uno de los coches de su segmento mejores a la hora de circular rápido por carretera, trasmitiendo seguridad y sensaciones de un modelo del segmento superior al suyo.
Seguridad y ayudas a la conducción. Desde la versión más básica tenemos, entre otros, un programador de velocidad con limitador, reconocimiento de señales de tráfico, un sistema de frenada de emergencia con detección de peatones y ciclistas o unos faros de leds. Y en versiones más altas o como opción, podemos tener alerta por cambio involuntario de carril, detector de vehículos en el ángulo muerto, sistema de mantenimiento de carril, programador de velocidad activo, cámaras de ayuda en las maniobras con visión 360º o un programador de velocidad activo con función de asistente en atascos
En cuanto al motor también hay cambios. Hablamos de la versión probada (por gentileza del concesionario oficial VASA-Arroyo, de Valladolid) con el nuevo 1.0 turbo. Este propulsor emite el típico sonido ronco de los tres cilindros pero sin exceso. Es un motor que empuja bien desde las 2000 rpm. Su par es de 160 Nm , unos 40 Nm por debajo de sus rivales, casi todos ellos provistos de inyección directa, Esto nos invita a utilizar bastante el cambio de velocidades, a reducir en los adelantamientos incluso a 3ª, un cambio que nos gustaría que fuera un poco más rápido. En cuanto a consumos, a tenor de lo visto en nuestra toma de contacto, parecen bajos. Es un motor orientado a un uso urbano mientras que si queremos una mecánica más orientada a viajar por carretera, y cargados, tenemos la versión de motor de gasolina de cuatro cilindros y 131 CV, sin olvidar los diésel y el futuro híbrido.
Visto desde fuera el nuevo Clio se parece al atractivo modelo de 2012 , pero Renault ha sabido conservar la forma y cambiar el fondo de forma acertada.