El retrovisor

Lyncar, el coche que permitió llegar a Emilio de Villota a la F1


A mediados de los años setenta del pasado siglo existían una serie elementos y un ambiente que permitirían a un importante número de pequeños y jóvenes constructores en el Reino Unido acceder a la Fórmula 1. De entrada la F1 de 3 litros era una fórmula estable. Además había en ese momento, hablamos de Inglaterra, de una serie de pequeñas industrias que habían nacido en las careras de los últimos años. Así una firma como Cosworth contaba con una organización que la permitía , mediante una suma razonable, que cualquiera pudiera comprar uno de sus ganadores motores V8 de 3 litros, lo que no era el caso en épocas pasadas. Además de existir una serie de preparadores que podían realizar sin problemas el mantenimiento y la reparación de estos propulsores. Lo mismo sucedía con las cajas de cambios, en este caso eran de la firma Hewland.

Resuelto el tema de motor y cambio, el siguiente paso era el chasis: tampoco faltaban numerosos artesanos especializados en realizar monocascos , al igual que otros estaban especializados en suspensiones, direcciones o frenos. Y fabricar carrocerías en fibra tampoco era un problema. Así que solo quedaba por diseñar el coche.

Diseñar…, este era el papel de un joven llamado Martin Slater. Había empezado construyendo y pilotando sus propios monoplazas de Fórmula Junior antes de ponerse a diseñar para Lola, Brabham y March. En el año 1971 da un paso más y construye un Fórmula Atlantic al que bautiza como Lyncar: será el primero de una serie que le lleva hasta el 005. A su volante, el neozelandés John Nicholson (que antes había corrido con un March) participa y gana el Campeonato de Fórmula Atlantic de 1973 y 1974. Nicholson financiaba su carrera de piloto con los ingresos de un taller de su propiedad, especializado en el mantenimiento y reparación de motores Cosworth que suministraba a varios equipos, entre ellos Mclaren.

Nicholson y el Lyncar de Fórmula 1

A partir del exitoso 005, Nicholson encarga un chasis de Fórmula 1 a Slater, el Lyncar 006. está concebido como un coche sencillo, para ganar en fiabilidad y evitar gastos: así los frenos van en las ruedas pues Nicholson está convencido que los frenos in board, incorporados al interior del chasis, son causantes de la mayoría de las roturas de trasmisión. El coche también le va a servir como un laboratorio para experimentar las reacciones del V8 Cosworth con el fin de mejorarlo.

John Nicholson participó con el Lyncar en dos grand prix de la Gran Bretaña, los de 1974 y 1975, y en varias carreras de F1 no puntuables para el mundial

Con este monoplaza participa en algunas carreras de Fórmula 1 fuera de campeonato y en los grandes premios de Gran Bretaña de 1974 y 1975. Pero Nicholson no tiene mucho tiempo ni presupuesto para hacer el Mundial de forma más o menos completa. Y el coche duerme en el garaje hasta que se llega a un acuerdo con el español Emilio de Villota para que, una vez actualizado, lo pilote en las Shellsport International Series, un campeonato británico de Fórmula Libre: podían participar en él coches de Fórmula 1 y 2, de Fórmula 5000 y de Fórmula Atlantic.

Villota y el Iberia Airlines Team

Emilio de Villota  participa con este Lyncar, pintado con los colores del equipo Iberia Airlines F1 y del Banco Ibérico, en dicho campeonato, logrando un triunfo en 1977 en Mallory Park (tras un adelantamiento espectacular al final de carera) y dos quintos puestos, y la superlicencia que le permitiría correr en el Campeonato del mundo de Fórmula 1, su meta.

El coche, en la actualidad, restaurado con los colores con que corrió Villota

Una cuidadosa restauración

Después de más de tres décadas, a principios de 2017 se puso en marcha el proyecto de restauración del Lyncar 006 , llevado a cabo por SMC Junior Motorsport. Su director, Gonzalo de Andrés, señalaría«Restaurar uno de los pocos Fórmula 1 originales que tenemos en España es uno de los proyectos más gratificantes que hemos realizado como empresa. Después de haber estado 34 años parado, lo recogimos el 2 de enero de 2017 en un estado bastante deteriorado por el paso del tiempo, pero con una base excepcional. Una restauración de estas características suele llevar varios meses, incluso años; tras siete semanas de intenso trabajo, quedamos muy satisfechos con el resultado final, que fue muy gratificante. Tratamos de mantener totalmente sus piezas originales, en la mayoría de los casos recurriendo a tratamientos para saber cómo estaban en su día, y dejarlas igual. Su tornillería inglesa sigue siendo la original. El monocasco y el resto de piezas de aluminio se pulieron a mano. El aspecto final del coche es espectacular. 

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