El i5, el Serie 5 cien por cien eléctrico, está disponible en tres versiones: eDrive40 de 340 CV, el xDrive40 Sedán de 394 caballos y el protagonista de nuestra prueba, el i5 M60 es la versión eléctrica más potente de la gama. Frente a la unión de la tecnología eléctrica con los BMW de la marca M, las expectativas son interesantes.
Sus dos motores (el delantero de 261 CV y el trasero de 340 CV) nos proporcionan una potencia de hasta 601 CV de forma puntual y 517 CV de forma constante, y un par de 795 Nm distribuidos entre las 4 ruedas motrices. De 0 a 100 km/h tarda 3 segundos 8 y la velocidad máxima es de 230 km/h. Es alucinante para un automóvil de 5 metros de largo (5,06 m para ser precisos), casi dos metros de ancho y 1,5 metros de alto…, y 2,3 toneladas en vacío.
La batería tiene una capacidad neta de 83,9 kWh. Para recargar, 11 horas en corriente alterna y 29 minutos al 10-80% en corriente continua. La arquitectura eléctrica es de hasta 205 kW. La autonomía anunciada oscila entre 457 y 516 km, obviamente en estándar WLTP pero volveremos sobre eso.
Diseño y equipamiento
El frontal del nuevo BMW i5 M60 se caracteriza por una reinterpretación del ADN de BMW: elementos LED como intermitentes y luces de circulación diurna, pero sobre todo la parrilla BMW, con un amplio marco y una iluminación envolvente: espectáculo nocturno asegurado.
Visto de perfil, sus líneas ofrecen un conjunto bastante esculpido y atrevido que da carácter a este coche. Evidentemente, el acabado Pack M Sport Pro potencia la imagen: las pinzas de freno M rojas, los faros M Shadow Line y el alerón trasero M que confirman que sí, que estamos en un M.
El interior
El interior es un gran acierto por parte de BMW. Los materiales son nobles, colores sobrios en este acabado y mucho confort. Y una buena amplitud, en la parte delantera y, especialmente, en la posterior donde el espacio para las piernas y la cabeza es muy grande.
Con este i5, BMW ha decidido francamente llevar el aspecto ambiental de la iluminación a su clímax. El interior está bañado de luz de una manera espectacular, con tiras de luz en la consola, a través de las puertas o del plafón: todo muy futurista. Y el sonido, con un sistema de audio de alta gama en los acabados altos con el sistema de sonido envolvente Bowers & Wilkins: 18 altavoces y una potencia de 655 Watts en este sistema de audio hecho a medida.
Pero vamos más lejos: es un M y por tanto esto también ha de reflejarse en el interior. Los asientos deportivos ofrecen un soberbio soporte, el material está perforado y es agradablemente transpirable, y por supuesto son regulables en altura y profundidad con posibilidad de regular el respaldo a la perfección.
Frente al conductor, un gran panel digital compuesto por la instrumentación de 12,3 pulgadas y el sistema multimedia/GPS de 14,9 pulgadas con replicación de smartphone. El sistema operativo inteligente de BMW está siempre actualizado y funciona de forma totalmente intuitiva. También se adapta al conductor con gestión de perfiles, es decir el último modo de conducción, los colores, la posición de los asientos y la del volante.
Compatible con Apple Carplay y Android Auto, el tacto responde bien y la navegación es fluida. Al principio te pierdes, pero es cuestión de acostumbrarte. La calidad de los gráficos es realmente apreciable. Evidentemente, todo está ahí, desde la gestión del habitáculo hasta la música y la navegación GPS. Hablando de navegación, apreciamos mucho el aspecto de realidad aumentada que ofrece al seguir una ruta. Las flechas que aparecen en el camino realmente ayudan y parece que es un poco más preciso en el i5 en comparación con las versiones anteriores.
Comportamiento
A nivel de conducción, el i5 M60 es increíble. Con los motores eléctricos asistimos a la llegada de modelos con potencia brutales, que quedan muy bien para conversaciones ante un café pues son caballos de los que se saca poco partido. Todo lo contrario en este BMW i5 60M, donde las cifras se traducen en conducción deportiva de verdad, que es otro tema. Responde de inmediato en los cambios de dirección (un poco menos bajo la lluvia). La frenada regenerativa, y eficaz a la hora de detener el coche, hace perfectamente su trabajo. El manejo general del coche se encuentra entre los mejores del segmento: toda la parafernalia tecnológica permite un manejo casi impecable, ayudada por amortiguadores adaptativos, dirección en el eje trasero y una distribución de peso equilibrada: 50,1 por ciento adelante y 49,9 por ciento atrás,
El botón Boost te permite liberar toda la potencia del motor. Los 601 CV te pegan al asiento y fuerzan tus ojos hacia las órbitas durante una fuerte aceleración. Todo va acompañado de una banda sonora futurista…
Sí, el BMW i5 se conduce solo por carretera, aunque no sea completamente autónomo. El aviso para volver a poner las manos en el volante aparece rápidamente en forma de un LED naranja en el volante, luego en el head-up display y en el salpicadero. Pero lo interesante es conducir.
El sistema de aparcamiento autónomo funciona bastante bien con poco margen de error. Pero sea cual sea el coche, todavía no entendemos para qué sirve, ya que realizar la maniobra a la antigua usanza lleva mucho menos tiempo. Se hace en 40 segundos, mientras que aquí tarda más bien 1 minuto, o incluso 2.
Consumos, autonomía y recarga
Los 516 km de autonomía en ciclo WLTP anunciados son sencillamente fantasiosos. La realidad son unos 400 km fácilmente alcanzables, una cifra que no está nada mal. Debemos pensar en un consumo de casi 25 kWh cada 100 km, lo que es una buena cifra. La función Max Range, permite aumentar la autonomía hasta un 25% a cambio de reducir velocidad máxima, potencia y sistemas de confort.
Para recargar, cuenta con hasta 205 kW en capacidad de carga máxima: menos de 29 minutos para recargar la batería de 10 a 80% Menos de 11 horas para recargar la batería de 0 a 100 en carga AC. Y el sistema Plug&Charge permite recargar sin tener que utilizar una aplicación, algo muy de agradecer.
Balance
Recordemos sólo una cosa. Cuando conduces un BMW M térmico, es quemar goma y consumir varios depósitos de gasolina a la semana. Pues es lo mismo pero eléctrico. Claramente, no compramos este automóvil por el lado práctico, sino totalmente por el lado del placer y, en este lado, es impecable. Así, elegir este coche para otra cosa que no sea el placer no tiene sentido. Seamos claros, no está hecho para todos pero eso no impide que sea un coche que proporciona emociones. Eléctrico o no, eso es lo único que importa cuando conduces un BMW M Sport.