Podemos leer estos días una serie de ataques contra los híbridos enchufables, ataque que merece un mínimo análisis para entender que puede esconder.
Es evidente que el proceso de homologación de consumo favorece de forma exagerada a los híbridos enchufables. No hay que hacer grandes estudios para entender que un automóvil que puede recorrer treinta, cuarenta, cincuenta e, incluso ya, sesenta kilómetros en modo cien por cien eléctrico hasta agotar la batería y que entre en acción el motor térmico, tendrá en los primeros cien kilómetros un consumo claramente reducido de combustible.
Pero esto, que utilizan sus detractores como argumento de descalificación es, en realidad, la gran ventaja del híbrido enchufable, un automóvil que nos permite recorrer la distancia media diaria de uso habitual en modo eléctrico. Y, cuando llega el fin de semana, o en cualquier otro momento, podemos afrontar la distancia que queramos sin depender de ningún punto de recarga.
Además, los híbridos enchufables cuentan con modos de uso que permiten utilizarlos como un híbrido normal, o bien conservar la carga de la batería para cuando accedamos a una zona urbana, o utilizarlo en modo cien por cien eléctrico hasta agotar la batería. La clave del híbrido enchufable, para aprovechar sus ventajas económicas y ambientales, es recargar diariamente esa batería.
Quizás, lo que hay detrás de este ataque es el intento de imponer, sin ninguna otra alternativa, una movilidad cien por cien eléctrica con pretendidos argumentos ecológicos que, tienen bastantes visos de esconder intereses de un cambio de modelo de negocio o incluso geoestratégicos.
Pretender una movilidad cien por cien eléctrica es una imposición ideológica, no tecnológica, basada en mentiras y manipulaciones. Y el híbrido enchufable es una alternativa muy racional frente al eléctrico ¿Será ese su problema real?
No estoy en contra del vehículo cien por cien eléctrico. En determinados casos es una excelente opción (segundo coche, usuarios que se mueven siempre por ciudad y realizan viajes de doscientos o doscientos cincuenta kilómetros, taxis, reparto urbano…). Y siempre que nuestro coche duerma en un garaje, claro está, donde se pueda recargar. Pero eso, una opción, al igual que los son también un híbrido enchufable, un híbrido, la gasolina o un diésel moderno y limpio. Lo importante es elegir el coche más adecuado para cada uso, o para el uso habitual que le vayamos a dar.
Con tanto amenazar que en poco más de diez años no se venderán ya coches nuevos con motor térmico, y con todas estas campañas que cuestionan soluciones tecnológicas como el híbrido enchufable, lo que se consigue es que el usuario que necesita, y puede, comprar un coche nuevo, se abstenga y conserve su coche viejo. El miedo hace mucho daño.